Las disomnias consisten en trastornos en cantidad, calidad y horario del sueño. Su aparición suele deberse a la adquisición de unos malos hábitos a la hora de irse a la cama, o bien, a los miedos y preocupaciones que el niño/niña posea. Si se trata del primer caso, la habitación debe ser un lugar relacionado con el descanso y el momento de acostarse debe convertirse en algo agradable y tranquilo, esto puede llevarse a cabo acostando al niño con algo que le tranquilice, como un peluche, o mediante la lectura de un cuento. Una vez que los padres hayan abandonado el cuarto, cada vez que su hijo reclame su ayuda, deben alargar más los tiempos de acudir a la habitación. en el caso de que los miedos sean los causantes, pueden hacerse ejercicios de relajación.
Al hablar de ellas, nos referimos, por ejemplo al insomnio, trastornos de somnolencia excesiva (el niño/niña siempre tiene sueño) y trastornos relacionados con el ritmo circadiano (no se establece rutina a la hora de irse a la cama.
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